jueves, septiembre 24, 2009
La clave y el espíritu esencial de la meditación están en aprender cómo presenciar, es decir, de convertirte en espectador de lo que ocurre en torno a ti, sin crear dualidad, sin crear separación, haciéndote uno con el todo. Y para presenciar es necesario primero permanecer centrado.
Al meditar aceptas tu lugar, tu momento, tu entorno presente, sin apegos, sin deseos, sin buscar, sin forzar, sin pensar en el pasado o en el futuro, sin repetir mantras mecánicamente, sin fijarte límites algunos.
Al meditar aceptas tu lugar, tu momento, tu entorno presente, sin apegos, sin deseos, sin buscar, sin forzar, sin pensar en el pasado o en el futuro, sin repetir mantras mecánicamente, sin fijarte límites algunos.
Al meditar no haces nada en particular sino que simplemente te dejas llevar y fluir con plena consciencia en tu experiencia del momento, sin interferir, sin discriminar, sin juzgar. Entiende que al meditar estás abriendo la puerta que abre tu expansión al amor, la libertad y la creatividad.
La meditación no está reñida con la acción, ni tienes que escapar de la vida para meditar. Todo lo contrario: tu vida continúa pero con mayor intensidad, con mayor alegría, con más creatividad, con mayor claridad y visión.
La meditación no está reñida con la acción, ni tienes que escapar de la vida para meditar. Todo lo contrario: tu vida continúa pero con mayor intensidad, con mayor alegría, con más creatividad, con mayor claridad y visión.
La meditación te enseña una nueva forma de vida: estás armoniosamente centrado, distanciando del torbellino de acontecimientos externos a ti. Estás en el centro del ciclón, en un estado de éxtasis y realización.
Angelita
Con Amor Incondicional
Brihaspati



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