Creer o sentir que tenemos una carencia o falta de algo sólo sirve para limitar nuestro desarrollo. Puede aparecer en formas variadas ya sea como falta de amor, de comprensión, de alegría, de salud o de cualquier otra cosa que no encontramos en nuestra vida.

Todos los pensamientos sobre los que se basa nuestra vida cotidiana están constituidos o se filtran a través de enjuiciamientos, prejuicios y creencias con las que nos identificamos y que además poseen una frecuencia vibracional propia.
Los pensamientos positivos colman nuestra conciencia con energía vibracional superior y nos ayudan a proyectar nuestra energía hacia fuera.
Los pensamientos negativos o prejuicios están compuestos de una energía muy densa y nos contraen, dejándonos con áreas de influencias muy restringidas.

Para mantener una corriente fluida de abundancia en nuestras vidas necesitamos volcarnos naturalmente hacia nuestro Ser Interno, trascendiendo la sensación de separatividad que despierta sentimientos de inseguridad.
Se nos ha otorgado el don de recuperar la memoria y despertar la capacidad cocreadora. Desde este estado de equilibrio todo es posible y la abundancia se convierte en una forma de vida.